Es una historia un poco larga. El imperfecto en -ra (que funciona como subjuntivo, y entonces alterna con las formas en -se: amara = amase) se usa también como indicativo, y entonces equivale a un pretérito. Este es su valor primitivo, ya que procede del latín "amaveram" (yo había amado). Más adelante se le sumó el valor de "amé" (pretérito indefinido). Así lo empleaban en la Edad Media.
Estos dos usos indicativos con el tiempo fueron relegados al lenguaje literario, porque la gente empleaba la forma "amara" confundiéndola con "amase" como subjuntivos en las oraciones subordinadas.
En la época romántica, debido a la gran admiración por la Edad Media, varios escritores resuscitaron la forma "amara" para significar "amé" o "había amado".
Según algunos gramáticos, y la R.A.E., este uso es absolutamente literario, pero hoy en día sigue viviendo y coleando en la prensa y en la radio.
Un ejemplo de García Lorca, donde puedes ver la equivalencia de este tiempo verbal:
¡Cuántas veces te aguardó,
cuántas veces te aguardara
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
:)